FRANCO ABBINA cuya familia de origen español, se estableció en Roma ya desde 1200, se le puede definir como un pintor de absoluta originalidad y extraño a cualquier movimiento artístico conocido. Por tanto un innovador.
FRANCO ABBINA, también siguiendo la tradición familiar en la empresa textil, siempre ha cultivado el amor por el arte. Simultáneamente a los estudios de economía ha seguido y profundizado estudios musicales en el Conservatorio de Santa Cecilia en Roma. Obtuvo tres becas en el Actor’s Studio y, en teatro, ha sido protagonista de muchas obras entre las cuales “Le Diavolerie” de Alessandro Fersen en el Teatro Caio Melisso en Spoleto (Italia) durante el Festival dei Due Mondi.
Participó por lo menos en una docena de películas bajo la dirección de Federico Fellini, Vittorio De Sica, Luigi Magni, Luciano Salce, Mauro Bolognini y Luigi Zampa.
Sus cuadros tienen el mérito de la invención, de los colores solares, de las historias que cuentan: historias que obligan al espectador a sonreír y reflexionar. Sus cuadros han sido definidos por los críticos “historias que implican el alma”.
La realidad diaria en la que estamos inmersos se propone de nuevo en las metáforas de la vida misma.
Se reveló pintor ilustrando un libro de poesías de la gran poetisa ALDA MERINI, candidata al premio Nobel de Literatura. ALDA MERINI demostró enseguida su admiración y consideración por este artista: “… lo que me encanta de este poeta, pintor y escritor es su irónica reflexión sobre los defectos humanos. Me hechizan sus caricaturas llenas de veneno y de fuerza…”.
Ha colaborado también con el famoso escenógrafo EMANUELE LUZZATI, nominado dos veces a los premios Oscar de Hollywood.