• Óleo sobre lienzo
  • 70 X 50 cm

Cuando tuve una queratitis herpética me hice visitar por el director médico de uno de los más importantes hospitales en Roma.

Después de un cuidadosa visita el luminar me diagnosticó que , para simplificar, lo mejor era enuclear el ojo.

Comprendí por qué sus discípulos lo llamaban “EL SEGADOR“.

Lleno de admiración por su extrema profesionalidad, el día después salí para Londres donde tenía una cita con un oculista inglés que había atendido a un famoso político.

Los políticos, se sabe muy bien, jamás se hacen curar en estructuras nacionales, siempre se van al extranjero.

Cuando conté al médico inglés los siniestros propósitos de EL SEGADOR“, estalló en una carcajada y creo, por lo menos durante una semana, se rió todo el ateneo inglés.

Resultado: he conservado mi ojo y la vista es excelente.